miércoles, 14 de febrero de 2007

San Valentín.-


No soy muy amante de las fechas folklóricas, y menos si provienen de otras culturas, por ende, no me desespera el día de San Valentín. Pero, voy a aprovechar este día para escribir algunas líneas sobre una persona que conocí hace, más o menos, 7 años. Una persona única y especial. Una persona de la que realmente me enamoré.



Esa persona se llama Mariana y desde hace ya casi 5 años es mi esposa. En 10 días, además, cumpliremos 6 años desde nuestro noviazgo, 6 años desde aquel beso que me cambió para siempre la vida. Aquel besó que me gané, no sin esfuerzo y perseverancia.



Con Mariana, vale decirlo, todo fue muy de repente, nos conocimos, nos hicimos amigos y nos pusimos de novios en menos de 3 meses, para Abril ya estábamos comprometidos (intercambiamos los anillos frente al mar en Mar del Plata una hermosa noche de Abril) y en Diciembre teníamos cerrados todos los preparativos para nuestro casamiento a celebrarse el 12 de Abril del año siguiente, es decir del 2002.



Así las cosas, nos casamos, y comenzamos, ya definitivamente juntos, el camino de "nuestra" vida. Desde aquel día pasamos muchas cosas juntos, momentos felices y de los otros, pero sin duda alguna, compartimos "un" momento único, fue el 30 de Noviembre de 2005...el nacimiento de Milagros Tiana, nuestra primer hija. Ese día todo fue felicidad, toda la felicidad que Mariana merece se hizo carne en esa divinura tan chiquita e indefensa, que siempre encuentra su paz en los brazos de su "mamá". Y ella es la gran madraza que la protege.



Mariana es el ser más hermoso y diáfano que conozco, con ella conocí el amor verdadero, el más puro, el único. Con ella aprendí a convivir, me ayudó a crecer y me dió lo más hermoso de la vida abriéndole las puertas de mi corazón a la felicidad. Se me hace imposible pensar vivir sin ella.



Y si en la vida hay pilares, siempre creo que uno solo no puede con todo, en la mía ella ha sido el gran pilar. Es su dulzura, es su mano sobre la mía cuando la necesito, una mirada transparente y sincera, un beso dulce que basta para recordarme lo feliz que soy y esos ojos que me pierden, los mismos que me encandilaron aquel primer día en un bar de Avenida Santa Fé.



No puedo decir mucho más, Mariana es la persona que colma mi amor, mi mujer, también es mi amiga, es alguien que me salvó, alguien que me dió un sentido y alguien que me ama de verdad.



Mariana, felíz día de los enamorados. Simplemente, Te Amo.-

miércoles, 7 de febrero de 2007

Recomiendo Libro.


En mis vacaciones, este verano, me dediqué a leer la biografía de Winston Churchill que escribiera François Kersaudy por recomendación (y préstamo de mi hermano Diego). Realmente un libro brillante que tiene de todo, suspenso, intriga, humor, emoción...Realmente una vida de novela, y así fue entendida por el autor que de esa manera la cuenta.

Un libro lindo para tener, una vida digna de conocer para darse cuenta que las derrotas nunca son definitivas y que un día puede tener algo más que 24 horas si uno se lo propone.

Deja un poco en el aire su relación con De Gaulle, pero el mismo autor ya trata ese tema en otro libro...realmente la omisión suena a artilugio comercial.

Bueno, tan solo eso, lo bueno creo que hay que compartirlo y esto es bueno, así que valga a modo de recomendación un libro largo pero de fácil lectura y que sabe dejar algunas cosas para ir pensando..

martes, 6 de febrero de 2007

Mi Amigo Pablo...

La partida de un amigo a otro país siempre es algo difícil. Hay lugares comunes, como aquello de que para los amigos no hay distancias, que la comunicación hoy día es tan fácil y masificada que uno termina hablando tanto o más con sus amigos distantes que con los que convive en el mismo barrio.
Lo cierto es que hace unas semanas me enteré que mi amigo Pablo se va a vivir a España. En realidad, todos sabíamos que estaba esperando la posibilidad, pero cuando llega el momento las emociones se mezclan.
Pablo no es un amigo más, es un amigo muy especial. Podría escribir un libro entero desde que lo conocí, a los 6 años, en la escuela primaria.
Pablo siempre tuvo un carisma especial entre sus compañeros, siempre fue muy querido y respetado, era líder sin proponérselo, era algo natural en él.
Hay cosas de esas amistades que empiezan en la infancia más tierna y que uno no se olvida más, o eso espero. Por ejemplo, fue el primero de mis amigos que invité a Padua, a la casa de mi padre, pasabamos los fines de semana enteros jugando al fútbol con mi hermano y los chicos de enfrente. De esos fines de semana atesoro una foto: abrazados, él con su camiseta de River y yo con la de Boca.
Él de River y yo de Boca, me acuerdo, también, del día en que el Pelado Díaz volvió a River. Él era socio de ese club e iba a la cancha...era un viernes por la noche y siento gritos en la calle: Pablo, con Guido, cantando que el Pelado volvía a River para ser campeón. Siempre discutíamos de fútbol, éramos muy fanáticos y apasionados, no nos dejábamos pasar una.
Con él y Guido vimos juntos la final de la Supercopa Cruzeiro - River, ese día me divertí yo... y en su casa.
Otro recuerdo importante que tengo de él, es el de un día que había venido a mi casa, era de tarde y me avisaron que un hombre, muy amigo de la familia de mi madre, había fallecido. Para mí fue un gran golpe. Primero porque no se me había muerto gente cercana aún y segundo porque era un tipo muy especial, con quien compartíamos incluso las vacaciones. Pablo ese día me dejó desahogar primero, después se fue a hablar con mi madre y por último me invitó a dormir a su casa. Terminamos viendo una película de Olmedo y Porcel y charlando de fútbol y chicas hasta muy tarde.
También me hospedaba en su casa cuando en 7º grado hacíamos el curso de ambientación los miércoles y viernes para entrar al secundario. Merendábamos y de ahí nos íbamos al colegio en el 96 que paraba en la esquina de su casa. Me acuerdo, todavía, de la mermelada de naranja casera con que se endulzaban las tostadas de pan lactal.
Con Pablo, y ya lo dije en otro artículo, formamos aquel equipo de los sábados que parecía imbatible. Él jugaba de defensor, puesto en que siempre jugó bien pero se perfeccionó en la escuela de Hugo, los sábados bajo la autopista. Mucha seguridad, sacrificio y un pase al ataque que siempre sorprendía. Hoy día jugamos juntos los lunes y, desde el arco, es el defensor con el que más seguro me siento, conoce el puesto, tiene oficio y no hace salvajadas que nos expongan a todos.
También algún tiempo estuvimos distanciados, ¿para qué negarlo?, si así fue, pero volvimos a hablarnos y entendernos como antes sin que mediara media palabra. Él mismo lo dijo, "entre los amigos no hay nada que hablar..." y punto ahí quedó y ahí lo dejo yo, fue algo muy amargo, uno de esos tragos que tanto cuesta digerir.
También pasamos vacaciones juntos en Mar de Ajó y hasta intentamos armar una banda de rock que finalmente no funcionó, aunque por ahí, en casa, seguro hay alguna canción que compusimos juntos, aparte de un cassette con algunas grabaciones trasnochadas que todavía, alguna vez, me gusta escuchar.
Lo cierto es que Pablo se va a España, se va en busca de un proyecto, de una historia de vida. Pablo no improvisa, sabe lo que quiere y lo busca. El desafío lo tiene por delante y allá va, va con sus esperanzas, con sus ganas y, sobre todo, con su espíritu capaz de soportar el sacrificio para llegar a la meta.
Le deseo el éxito y la felicidad, él se la merece y mucho. Ojalá encuentre en esas latitudes lo que busca y que no encontró acá. Como amigo sabe que uno siempre está, que nos podemos comunicar, que las novedades y las noticias hoy cruzan el atlántico en menos tiempo que lleva caminar las 6 cuadras entre su casa y la mía.
Desde aquí lo despido, me va a costar mucho más el día que tenga que hacerlo personalmente, espero que haya tiempo para una cena antes o, al menos un café. Desde aquí, entonces, Pablo, hasta leuego. Pablo, lo mejor...

lunes, 5 de febrero de 2007

El Síndrome de la Hoja en Blanco...


No es una situación cómoda. Uno, generalmente, no tiene obligación de hacerlo pero siente la necesidad. Aunque parezca mentira, por obligación es más fácil. A veces se sabe de qué, pero no se sabe cómo. Primero parece normal, después desespera. Muchas veces se entra en pánico y se termina por desistir de la idea. A veces uno logra sobreponerse. El síndrome de la hoja en blanco es, para aquel que gusta del placer de escribir, un enemigo de proporciones inconmensurables.

Digo esto porque muchas veces ataca la propia estima, uno no se siente capacitado para escribir y, es por eso, considera, que no le brotan las palabras que clarifiquen la idea.

No conozco aún un método que garantice la victoria sobre este monstruo. Lo que sí es cierto, es que hay que escribir en el momento que a uno le empieza a rondar la idea. Si se deja para otro momento...se complica, no aparece la primer frase y se derrumba el ideario. Si ocurre al momento de sentarse frente a la máquina, no hay como un café o un té, bajar las luces para evitar distracciones y garabatear la primer pavada que a uno se le ocurre. Por ahí muta en su propio beneficio y ganamos todos. A veces no muta, se va a la carpeta borrador y nos averguenza unos pocos meses después.

De hecho, si miro mi carpeta de borradores me pongo bordó...pero me resisto a borrarlos...

Otras veces el pánico nos gana y no sale ni el primer garabato. Generalmente eso pasa cuando la idea está inmadura. O no le dimos un correcto inicio o no sabíamos como terminarla. Si falta una de las puntas el fracaso se lleva el éxito.

Ahora, cuando tenemos el inicio y el final, lo del medio se crea solo. No más hay que plasmar las primeras palabras, el primer párrafo (soy especialmente severo con la primera línea y, en general, no me conforman) y el resto se construirá a sí mismo como las últimas palabras de un crucigrama, esas que caen de maduro, llenando de letras los espacios vacíos develando la frase célebre.

Para ser sincero, estas líneas no son más que un mero ataque al síndrome enemigo. Tenía más ganas de escribir sobre mis vacaciones o algún tema que me movilizara más que este bendito tema tan remanido y nunca bien ponderado. Pero es asi, de alguna forma esto vive en nuestras cabezas, ocurre como en esos días donde uno proyecta una importante cantidad de actividades y termina por quedarse en su casa viendo la TV, inmóvil mirando por la ventana o durmiendo la siesta.

En fín, esperemos que este horror anticreacionista sea alguna vez desterrado de nuestros complejos cerebros, para dejar de escribir borradores que provocan rostros sonrojados, para no perder más horas de frustración frente al monitor y, definitivamente, para dejar de regalarle tantas palabras a quien no se las merece por pretender dejar vacío el espacio de la creación...